sábado, 21 de enero de 2012

El reflejo del tiempo

Al finalizar, se le acercó. Parecía ser tan solo una pregunta inocente, nada fuera de lo común. Había mucha gente presente en el salón, y poco a poco se iban retirando. 

Llegó hasta el frente y se le acercó.Comenzó a hablarle normalmente, era algo rutinario, que no tenía ninguna trascendencia. No hacían falta los nervios ni el coraje, era una duda simple, nada fuera de lo común.

Comenzó la frase normalmente. De repente notó como su voz comenzó a temblar y comenzaba a hablar más lento. Se vieron a los ojos, no fijamente sino como mandando un mensaje en clave morse, intermitente y a la misma vez constante, latente. Empezaron entonces a sostener otra conversación con la mirada, una conversación en paralelo, hablando tan elocuentemente que solamente se escuchaba a lo lejos el sonido de sus palabras en el ambiente. 

Él la veía y se fijaba en sus pupilas dilatadas, en esas pequeñas coronas verdes que parecían clavarse en su mirada, que buscaban encontrar lo que se escondía detrás de su seguridad y su sensatez. Miraba con detenimiento cada  uno de los suaves pincelazos que dibujaban todas las facciones de su rostro, desde lo redondo de su nariz hasta lo delgado de sus labios. La veía y sentía como que el tiempo se paraba, como dándole oportunidad para conocerla clandestinamente, para lograr recorrer su alma de rincón en rincón y poder fundirse en una caminata solitaria para dos. 


Ella lo veía y se fijaba en sus pupilas diminutas, en esas grades coronas verdes que parecían clavarse en su mirada, que buscaban encontrar lo que se escondía detrás de su timidez y su inocencia. Miraba con detenimiento cada  uno de los detalles que dibujaban todas las facciones de su rostro, desde lo respingado de su nariz hasta lo grueso de sus labios. Lo veía y sentía como que el tiempo se paraba, como dándole oportunidad para conocerlo clandestinamente, para lograr recorrer su alma de rincón en rincón y poder fundirse en una caminata solitaria para dos. 


Terminaron entonces su conversación con la mirada, su conversación encubierta, y dejaron de hablar tan elocuentemente que comenzaba a escucharse de nuevo el sonido de sus palabras en el ambiente. De repente notó como su voz comenzó a afianzarse y comenzaba a hablar más deprisa. Se vieron a los ojos, fijamente como terminando un mensaje descifrado, constante y a la misma vez intermitente, latente. Finalizó la frase normalmente.  


No había falta de nervios ni de cobardía, la duda era simple, pero fue algo fuera de lo común. Terminó hablándole normalmente aunque ya no era algo rutinario, algo que iba a tener alguna trascendencia.  Se fue del frente y se alejó.


Había muy poca gente presente en el salón, y poco a poco iban llegando más. Parecía ser tan solo una pregunta inocente, pero fue fuera de lo común. Y al final, se retiró.  




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