El hombre huye a la muerte,
detrás de cada rincón,
sumándole al corazón,
un rasgo de vida inerte.
Ella espera decidida,
el final pacientemente,
cuándo termine el presente,
y sea la última partida.
La lucha de la razón,
causa bajas sin medida,
deja el alma sin salida,
y es su propia perdición.
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