domingo, 19 de noviembre de 2023

Las cartas que no envié

Las cartas que no envié acumulan polvo en un rincón, 
las escribo y reescribo, 
las edito, 
y luego las meto en un cajón,
describen pasados y futuros, 
pintan siluetas y sombras lejanas, 
encapsulan sentimientos, 
y le dan respiro al corazón.

Las cartas que no envié ocupan espacio en una gaveta, 
son una descarga de conciencia, 
de presencia, 
son recuerdos en la maleta, 
y son respuestas a destiempo, 
soluciones postergadas, 
conciliaciones pasadas, 
que fabrican una historia completa.

Las cartas que no envié le dan sentido a la vida, 
más allá del tiempo y del lugar, 
más allá del azar,
me recuerdan que este es un viaje solo de ida, 
que todo tiene fin, 
y que lo que no te dije no es el final, 
sino solamente el punto de partida. 

lunes, 30 de octubre de 2023

De la mano

El sol se fue ocultando allá en el horizonte. Su reflejo se iba haciendo diminuto sobre el mar que cada vez volvía más y más a estar en calma. Mientras el pantone del cielo iba recorriendo todos los colores entre el amarillo y el azul, la brisa del mar se hacía más y más presente, como evocando el último suspiro del día, como susurrando con su aire frío que no sería sino hasta mañana cuando de nuevo el sol volvería con su abrazo de luz.

Todos los atardeceres son tan peculiares y distintos. Sin embargo todos tienen un cierto dejo de nostalgia y recuerdo. Como dibujando destellos de un pasado lejano del que no sabemos. Quizás esté impregnado en nuestro subconsciente, como recuerdo de nuestros antepasados, quienes al ver el sol caer tenían un collage de emociones y sentimientos. El final del día traía la oportunidad de descansar, de por fin dejar de buscar el alimento diario. Traía una satisfacción del deber cumplido. De la saciedad. Además, traía la alerta típica de la noche oscura y sigilosa. La guardia contra los que asechando en las sombras tentaban con usurpar lo trabajado, con violentar lo vivido.

Ese ocaso ancestral resuena en los ojos de nuestra alma. Nos llena de satisfacción y miedo al mismo tiempo. Nos recuerda que allá en el horizonte se acuestan nuestras fuerzas y despiertan nuestros miedos. Detrás de su colorido se reflejan los sonidos de la espera, de la alerta, del silencio. 

Dicen que perderse en el horizonte nos produce una paz inexplicable. Quizá sea que nuestro cerebro percibe nuestra misma pequeñez comparada con la lejanía. El hecho de que pase lo que pase el sol siempre se pondrá nos recuerda de que, desde un aspecto muy sutil y personal, no controlamos casi nada. Nos conecta con el futuro. Con un futuro lejano independiente de nosotros. Un futuro al que no le importa quienes fuimos ni de dónde vimos ese atardecer. Un futuro para el cual ni siquiera seremos un recuerdo. 

A pesar de que cada día hay un nuevo atardecer, con sus colores y recuerdos, con sus sonidos y sus esperanzas, desde la perspectiva del Sol, todos los atardeceres son uno mismo. Desde el principio hasta el final de los tiempos su luz vive en un contacto continuo con La Tierra. Aún cuando La Luna se interpone, solo lo hace en una cantidad diminuta. Desde la perspectiva del Sol todos los atardeceres son el mismo. 

Esta dualidad tiene sentido. Solo puedo ver pequeñas ventanas de ese atardecer cada día. Este reflejo, este crisol, es una ventana a aquel ocaso primigenio y un agujero de gusano hacia el último suspiro del sistema solar. Es una conexión entre el continuo del tiempo y la intermitencia de la vida. 

El sol se ocultó allá en la lejanía. Al esconderse pintó las azules montañas de un color rosa inédito. El desierto, las montañas y el aire descubrían la perspectiva cromática del paisaje. Como enmarcando en una fotografía impregnada de colores y sentimientos. Esa fotografía es la que miraban mis ancestros hace miles de años. Es la que verán los últimos humanos en la Tierra. Esa fotografía es la que desde niño veía y la que salgo a ver todas las tardes sin demora. Es esa misma fotografía que miramos los dos allá, allí en la cordillera. Es la fotografía en la que te miro a vos. Porque este no es un nuevo ocaso. Este es simplemente el mismo donde estábamos los dos. De la mano. 

viernes, 15 de septiembre de 2023

Al sur

Una bandada de pelícanos esboza una flecha sobre el mar, 
reflejo de un cielo gris, 
húmedo y rocoso, 
a mediados de septiembre, 
entre playa y otoño, 
vuelan majestuosos,
entre diez y no me acuerdo, 
sus grandes alas cubren a lo largo de un batallón en las alturas, 
vuelan juntos, 
al sur.

Es el tiempo ese entre verano y montaña, 
a la orilla del mar, 
en búsqueda de lo perdido, 
siguiendo a la natural corriente térmica, 
como flecha de Zenón, 
deteniendo todo tiempo, 
¿en dónde estoy?
¿hacia dónde voy?

Detrás viene un segundo pelotón, 
este de menor tamaño, 
descubro otra persona espiando su trayecto, 
otro grupo que huye al sur.

Entre los veranos y los inviernos se encuentran los trayectos,
migrar es recorrer el camino que dibujan las corrientes, 
un mar gris, 
un viento fuerte, 
son la homeostasis entre el frío y el calor, 
surcos genuínos acarreando el valor,
la independencia, 
la libertad.

Al sur, 
pero también al norte, 
en el mar, aire y tierra, 
todos se pintan de gris, 
de frío y de calor, 
cuando alguien se va, 
son dos los que se quedan sin lugar, 
sin terminar de llegar.

sábado, 2 de septiembre de 2023

Tinta y piel

Porque mi amor por vos tiene tu esencia, 
tu ausencia, 
y mi tristeza.

Tristeza que sublimó de mi amor, 
como amanecer de un mañana que no llegó, 
me quedé persiguiendo tu silueta en la carretera, 
y me desquebrajé con la mirada en el horizonte.

Hoy me di cuenta de que solo tuve tu ausencia, 
y a veces ni siquiera tuve eso, 
hoy me di cuenta de que vos en cambio tenés mi pluma y mis letras, 
y de que eres la dueña de todos mis silencios. 

sábado, 5 de agosto de 2023

La mesa de enfrente

En la mesa de enfrente,
las piernas entrecruzadas,
los gestos,
las miradas concurrentes.

Ambos juegan con sus anillos,
con los gestos,
con los ruidos.

Los silencios acompañados,
los gestos,
los pendientes.

Así son los enamorados,
así son,
los de la mesa de enfrente.

domingo, 28 de mayo de 2023

Sentido

El principio está en cada fin, 
ocultándose atrás de cada ritmo
que escudriña el espacio en su medio, 
y que abre la puerta de un plano
con cerrojos color de intensa luz.

Principiándose el alba con su luz, 
deja atrás el silencio de su fin, 
dibujando de nuevo aquel plano
que retumba al principio con su ritmo
y me empuja a pensar en el medio.

Porque estamos anclados en el medio, 
y el presente nos arma con su luz, 
convirtiendo el sonido con su ritmo,
amalgama el inicio con su fin, 
y nos junta en un ciclo de este plano.

De tu punto a tu línea, y a tu plano, 
tu comienzo se encuentra en el medio,
y te olvidas que todo tiene fin, 
desde el tiempo que crea con su luz, 
hasta cada sonido de tu ritmo.

Si el final se repite con su ritmo, 
generando sentido en el plano, 
sin principio que diga con su luz
que el final y el principio están en medio,
y el comienzo se encuentra en el fin,

¿qué nos marca el fin de nuestro ritmo,
y nos junta en el medio de este plano,
sin tan solo ser luz?


sábado, 27 de mayo de 2023

Signo

Cada trazo que inicia una línea, 
como ráfaga llena cada paso,
plenitud que origina desde un faro, 
inundando el espacio con sus notas.

Utilizo las letras como notas, 
escribiendo consignas desde un faro, 
observando emociones en la línea, 
donde inicia y termina cada paso,

para luego buscar el otro paso, 
que compone al armar en una línea, 
la armonía producto de las notas, 
que irrumpen la noche desde el faro.

Si el inicio me busca como un faro, 
y me guía cantando con sus notas, 
delineando canción a cada paso, 
sugiriendo sentido en una línea,

¿qué me hace la línea en este paso, 
que te busca cual faro y sus notas?