martes, 28 de diciembre de 2021

Carta del amanecer

 Guatemala 28 de diciembre de 2021,


Querida compañera, 

Esta carta la escribo desde la curiosidad de uno de los temas que más nos competen como seres humanos: el amor. De una u otra manera, el amor juega un papel primordial durante este tan efímero viaje al que llamamos vida. Sin embargo, resulta sorprendente que a pesar de los siglos y milenios del desarrollo de la cultura y el conocimiento humano, aún seguimos perplejos ante todas las complejidades que encierran esta aventura del amar.

No pretendo tener respuestas. Más bien, el pensar y analizar me ha hecho encontrar más preguntas y más ramificaciones a un tema tan antiguo como la misma humanidad, como el mismo lenguaje. Quizá mucho de lo que describa no te resulte un gran hito. Quizás hasta cliché. Sin embargo, el arte de articular lo que se piensa, se siente, y se sabe es importantísimo. Para hacer una analogía, es parecido al proceso que sufre una función de onda en la física cuántica: antes de ser observada, dicha función de onda se encuentra en todos sus estados posibles al mismo tiempo. Esto se conoce como superposición cuántica. A la hora de ser observada dicha función de onda, todas estas posibilidades desaparecen, y solamente prevalece una. De igual manera uno piensa todas las posibilidades simultáneamente hasta que colapsan en una sola a la hora de plasmarlas con lenguaje. Uno siente todo simultáneamente hasta que lo verbaliza. Uno sabe todo simultáneamente hasta que lo articula. El lenguaje nos ayuda a identificar lo que en realidad pensamos, sentimos y sabemos. Nos hace salir de esa superposición cuántica. Nos hace observarnos a nosotros mismos.

Lo que busco es nada más plasmar mi taxonomía y ontología actual del amar, del amor, y de los amantes. Esto es el resultado de mis cavilaciones, interpolaciones y extrapolaciones de experiencias. Lo complicado de la vida es que solamente se tienen datos empíricos. 

De primero, quiero compartir una queja sobre el verbo amar. Si bien es muy explícita la frase "yo corro" o "yo como", es increíblemente ambigua la frase "yo amo". No hay una imagen unificada de una persona realizando la acción de amar. Me gusta un concepto que escuché por ahí acerca de como el verbo amar es un verbo incompleto, un verbo auxiliar. Al decir te amo se produce una de las más grandes ironías del lenguaje: al mismo tiempo te estoy diciendo todo sin decir absolutamente nada. Es tan fácil obviar un te amo, pasarlo por alto. 

Como ya es sabido, todos mostramos amor de formas distintas. No en vano se han hecho muy aclamados los Cinco Lenguajes del Amor. Creo que esto nos da una mejor manera de completar ese verbo incompleto. Te amo porque... es una frase mejor formada. Y se vuelve mucho más clara de ambas vías: me amas porque... Muchas veces sí utilizamos esta estructura de comunicación pero en sentido negativo: no me amas porque... De esta manera, indirectamente, estamos comunicando qué es el verbo amar para nosotros. A veces este verbo se encuentra justamente en superposición, como en la física cuántica. No tenemos claro lo que significa para nosotros sino hasta cuando lo verbalizamos, hasta cuando lo colapsamos. Es difícil recibir aquello que no hemos identificado. Es importante entonces identificar lo que significa para nosotros amar y ser amados. 

En segunda instancia, está el amor. Si bien amar es un reto lingüístico y de comunicación, deconstruir el amor resulta una odisea filosófica, psicológica e incluso cultural. Al tener una noción de lo que puede significar el verbo amar, lo natural resulta indagar sobre la naturaleza de aquello que nos hace amar, i.e. el amor.  

Como cualquier otro sentimiento, el amor se vuelve una palabra que adjuntamos a un conjunto de reacciones que observamos en los demás. Por ejemplo, vemos a alguien llorar y notamos que a ese evento, o cadena de eventos, se los llama tristeza. De igual manera, observamos a alguien reír y aprendemos que este es un signo de la alegría. Así, cuando lloramos o reímos identificamos que estamos tristes o alegres. Asociamos los eventos y reacciones con la etiqueta. 

De igual manera, el amor se vuelve una serie de reacciones -a veces en cadena- que experimentamos. El amor se vuelve una causa del estar enamorado. Esto ha sido muy bien estudiado. Desde la biología y la química de las hormonas presentes, hasta la psicología de los comportamientos generados. Las mariposas en el estómago, el tartamudeo, las manos sudorosas, los suspiros. Filósofos, científicos y poetas han descrito las múltiples facetas del amor. Sin embargo, muchas veces se lo describe puramente desde el punto de vista reaccionario. Tomber amoureux o falling in love son frases que describen la desvalidez a la cual estamos sometidos a merced de este amor que decimos. Es algo que nos pasa y que parece que no podemos escapar. O no. 

Pero muchas veces no sabemos qué es el amor. El problema de no saber el destino es que cualquier camino funciona. O no. A diferencia con la tristeza o la alegría, no tenemos signos inequívocos de que es el amor. Acá la psicología nos ayuda un poco a realizar una arqueología ontológica de nuestros signos. En este sentido, nuestra familia es la primera definidora de signos del amor. Ya sea por observación externa o por participación, gran parte de estos signos los tomamos del amor de nuestros padres, sobretodo del amor entre nuestros padres. Si habían discusiones, este se vuelve un signo del amor. Si maltratos, si violencia, si abandono. Si había fiestas, este se vuelve un signo de amor. Si juegos, si cariños, si reuniones. Y estos signos se vuelven parte de nuestro haber, de nuestro código interno, de nuestro saber. Muchas veces amor no es más que un sinónimo de familiar. 

Es fundamental identificar los signos del amor de cada quien. Pudiéramos decir que todos tenemos signos positivos y signos negativos. El reto es identificarlos para de esa forma poder encausar y utilizar para nuestro beneficio esta reacción en cadena que llamamos amor. En matemática se utiliza el valor absoluto para obtener un valor que siempre es positivo (no-negativo) a partir de cualquier cantidad dada. Del mismo modo, debemos de obtener e identificar nuestros signos individuales del amor, tanto los positivos y los negativos, y de cierta manera, buscar el valor absoluto de ellos. Es decir, aceptar la reacción de los signos positivos, sin embargo no reaccionar sino que elegir respecto de los negativos. De esta manera, el amor deja de ser una simple reacción, un reflejo condicionado, una prisión. De esta manera, el amor se vuelve una decisión. 

Finalmente, como tercer elemento, están los amantes. Estamos tú y yo. Estamos nos. 

Acá es donde la lingüística y la comunicación, la filosofía y la psicología, la antropología y la religión entran en una danza dinámica y alterna. Y digo la antropología y la religión porque para entender o describir a los amantes hay que entender al ser humano y lo demás, llámese Dios, llámese Naturaleza, llámese Universo. 

Desde allí podemos entender o describir el yo. Me parece fundamental entenderse y aceptarse a sí mismo antes de hablar del otro. Creo que muchas veces no se hace esto y se termina realizando una caminata aleatoria entre los sube y bajas emocionales que conlleva la vida. Nos atrae lo parecido. Nos irrita lo similar. Y al final, es muy posible buscar un amante que nos recuerde a nosotros mismos. Al final, todos los espejos reflejan amores narcisos. 

El yo es algo conocido, es algo que principalmente tenemos bajo control. Ofrece poca incertidumbre. A veces decimos cosas tan trilladas como nos entendemos con la mirada o sabía que ibas a hacer eso. Romantizamos estas ideas sin notar que tácitamente estamos diciendo estoy controlándote. Controlar no solo significa obligar a hacer algo, sino también significa reducir la incertidumbre -no perder el control-. Al decir que te entiendo, quiero decir que tengo un modelo mental que te reproduce. Un sistema dentro de mi cabeza que simula tu actuar, y por lo tanto, logro simplificarte como un proceso mío. Entenderte del todo significaría reducirte del todo, simplificarte del todo, poseerte del todo.

Sin embargo, esta es una actitud muy solitaria, muy desolada, muy aislada. Al final, hace que solo exista el yo dentro de ti. Me relaciono solamente con la parte tuya que es un reflejo de mí mismo. Soy yo amándome a mí mismo a través de ti.

En realidad los amantes existen cuando existimos tú y yo, lo más bonito de ti es que no eres yo. Uno de los aspectos más fascinantes de los amantes es descubrir que no somos lo mismo, que no somos el mismo. Si bien son necesarias las comunalidades, también lo son las diferenciaciones. Así como en un diagrama de Venn se dibujan dos círculos que se traslapan, obteniendo una región común y dos regiones disjuntas, así mismo los amantes son como un diagrama de Venn. Lo que te hace distinta a mi es lo que te hace no ser yo. Lo que no entiendo de ti, lo que no puedo predecir, lo que no controlo, eso es lo más tuyo y lo menos mío. Eso es lo que nos hace ser dos distintos.  

Y así como hay un yo y un , también hay un nos. Un nosotros. Si bien, tú y yo somos, estamos, por serendipia o apofanía nos encontramos, nosotros es diferente. Nosotros nos definimos. Nuestra humanidad nos hace ser tú y yo, sin embargo es nuestra creencia, nuestra decisión, la que nos hace ser nos. Tú y yo somos simplemente compañía, sin embargo nos somos compañeros. Porque la compañía es fortuita, es circunstancial, es efímera, es banal. Pero ser compañero es decisión, es esfuerzo, es apoyo, es valor, es creencia. Porque a pesar de que tú y yo somos solo seres humanos, nos somos dónde todo se reúne: el amar, el amor y los amantes. Porque soy, porque eres, y porque somos. Porque te amo. Porque escojo el amor. Y porque somos tan distintamente iguales. 

Estos pensamientos te los comparto no con el afán de imponerlos ni de validarlos, sino de comunicarlos. Al final, ¿qué sé yo de la vida si tan solo tengo datos empíricos? Quizás algún día logremos avanzar un poco en estos menesteres que son tan antiguos como la humanidad. Al final, nuestra vida es como la bruma, que se levanta por la mañana y desaparece por la tarde. Sin embargo, es agradable sentir el rocío de la bruma en las mejillas, el suave olor de la mañana, la tenue luz escabulléndose de entre la niebla. Y es aún mejor si eso lo hago con vos.

sábado, 2 de octubre de 2021

Conspiración

Esa luz en tu mirada, 
la lluvia de madrugada,
la inesperada llamada, 
la noche, 
el sueño, 
el más humilde destello, 
la piedra en el camino, 
el concepto de destino,
el abrazo de un amigo,
lo repentino y fugaz, 
lo lejano,
lo tenaz, 
el verso preciso, 
un suspiro conciso,
la noticia sin previo aviso, 
sincronía, 
el azar, 
lo que pueda o no pasar, 
el cerebro crea un pie forzado,
buscando lo no encontrado,
quizás no todo tenga significado.

viernes, 24 de septiembre de 2021

Insignia

Cuando el corazón duele, 
el tiempo pierde su entorno, 
la lluvia cae y se cierne,
y se desvanece en el fondo.

Se destiñen los atardeceres, 
palidecen los ruiseñores, 
las rosas pierden sus olores, 
y su frescura desaparece.

Todo se mueve más lento, 
se detiene hasta el viento, 
reviviendo los recuerdos, 
y ahuyentando los anhelos. 

No hay medalla de honor,
que en el pecho no queme, 
sabiendo que es verdadero amor, 
cuando el corazón duele.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Al oído

Acompasado por latidos, 
acelerado,
lento,
como escuchando el silencio, 
deteniéndose un momento, 
lento, 
impulsado por el viento, 
esculpido por los labios, 
por el aliento, 
sembrado en lo profundo, 
germinando y destilando, 
macerando cada segundo,
como cabalgando un suspiro, 
recordando un futuro, 
abriéndose camino, 
conectando el alma y el cuerpo, 
condensando un destino, 
abarcando todo el pecho, 
creciendo, 
latiendo, 
escapando desde dentro, 
buscando, 
envolviendo los anhelos, 
haciéndolos danzar, 
armonizar, 
retumbando dentro del cuello,
sintetizar, 
dar paso a desatar el nudo, 
a sentir antes de exhalar, 
formando con los labios un conjuro, 
que de la Tierra logre quebrar el yugo, 
que exclama la más tierna intimidad, 
aquella que solo se puede lograr, 
con el dulce destilar de un susurro. 

lunes, 30 de agosto de 2021

Composición

Hay principios que duelen más que el final. Porque, ¿qué es un final sin principio? Todos piensan que una historia comienza por el principio, pero no hay principio sin un final premeditado. Así como un pie forzado, toda historia comienza por el final. Al menos toda buena historia. Ya sea de diez o de viente años. Ya sea de un día nada más. Una buena historia busca un inicio para el final determinado. Intenta, improvisa. Una buena historia resuelve y armoniza. Porque, ¿qué es una buena historia sin un final ansiado? 

Toda historia tiene un final. Quizá dentro de un día nada más. Quizá dentro de veinte o diez años. El propósito de una historia es imaginar el final. Sin embargo, el éxito de una historia es no lograrlo. Se nutre y se fortalece al evadirlo. Así como una canción esquiva la armónica resolución. El final es pasado, su espíritu guía la historia. El final es eterno. 

Toda historia tiene un principio. Quizás en el pasado. Quizás hace trece años. No todos los principios son consensuados. Algunas veces pueden ser hasta forzados. Pero todos los principios son terminados. Porque, ¿qué es un principio sin final? El principio fue futuro, su existencia define la historia. El principio fue esperanza.

Hay finales personales y principios compartidos. Hay canciones sin finales y sonetos sin inicio. Pero no hay final sin alivio ni principio sin dolor. Porque el principio y el final soy simplemente yo mismo, y la historia, al principio y al final, eres tú. 

miércoles, 2 de junio de 2021

Liberación

Premeditado se tiene,
el control que va y viene,
la solución del problema,
un elaborado esquema,
minucioso laberinto,
de la mente su recinto,
que al corazón encadena,
con la imposible faena,
de librarse a sí mismo,
en el nombre del goce
por el inmenso abismo,
en que el sendero roce,
de una ambigua pregunta,
guiada por la intuición,
que puntualmente adjunta,
la casual solución.

martes, 23 de marzo de 2021

Pronombres

Yo

Soy la soledad del todo,
desde mi mente pensada,
supone verdad aislada,
y solo imagina al otro.
Con un descanso en el fondo,
se escucha la voz de afuera,
intuyendo la manera,
con ilógica cohesión,
de que mi real intuición,
habita en mi cabecera.

Eres el pase a la nada,
con tu corazón ansioso,
que sube el río frondoso,
de la miel en tu mirada.
Una pausa enajenada,
cabalga en la reflexión,
descubriendo la razón,
paradoja verdadera,
de tu onírica quimera,
que habita en tu corazón.

Nosotros

Somos la soledad en compañía,
el camino entre la razón que espera,
y la emoción racional lisonjera,
esa discusión con la fantasía,
que en el presente busca conexión,
y halla en la mente una ilusión,
somos ese puente de la alegría,
ese nexo de la melancolía,
diálogo del azar sabelotodo,
con la certeza y su desacomodo,
mundos enlazados en armonía,
que dicen mi verdad en tu mirada,
saben de tu canción en mi morada,
que somos soledad en compañía.

lunes, 15 de marzo de 2021

Oráculo

La línea que se dibuja entre mi voz y tu mirada, 
esa línea afilada y cortante, 
a veces recalcitrante, 
que te dibuja y te pinta, 
siendo pluma y marco a la vez, 
como claroscuro bicolor, 
como negando su existencia, 
como creando resistencia, 
como divisor.

La aplicación magnánima del ser o no ser, 
al ser, por lógica dogmática, no soy, 
y al no ser estoy siendo de forma automática, 
me estoy definiendo por contraposición.

La binariedad asumida del sistema, 
la dicotomía, 
el anatema, 
la consumación de la cuantización, 
la sobresimplificación, 
tu y yo como complementos, 
como enemigos, 
o simplemente como sustantivos, 
la existencia de la negación como complemento de la universalidad, 
la desvanecencia de la singularidad, 
porque dos son mejor que uno, 
pero no hay uno sin dos, 
la presunción del tercio excluído,
el estigma, 
la axiomatización.

Si la realidad interna es puramente inductiva, 
construida sobre los átomos de la percepción, 
crecida por la teoría intuitiva, 
alimentada por la dicotómica deducción.

¿Cómo eres?
¿cómo soy?
¿cómo creo que somos entre tu y yo?
el final antagónico es su propio oximorón, 
cogito ergo sum,
ignoramus et ignorabimus,
el tercio excluído de la percepción, 
el nihilismo puro,
la negación como verdad alternativa,
única y contradictoria.

Ser o no ser, 
delimitarte, 
modelarte, 
describirte, 
inhibirte, 
predecirte.

El futuro presente es la muerte de la esperanza, 
su semántica es un árbol binario, 
deducido por los vértices de a dos, 
como Teseo en el laberinto, 
matando al Minotauro de la dicotomía, 
y buscando perder el hilo de Ariadna, 
incluyendo al tercero que estaba excluido, 
refinando el sistema deductivo, 
devolviendo la esperanza, 
descubriendo eso que algunos llaman Dios.

sábado, 13 de marzo de 2021

Anatomía

 ¿Qué es la poesía sino la cuantización de sentimientos, 
la cuidadosa destilación de ideas, 
la meticulosa condensación de meditaciones, 
la precisión de las palabras?

¿Acaso no es la música del alma, 
la melodía del corazón, 
la expresión de la calma, 
el ritmo de la razón?

¿O quizás la pintura externa, 
la internalización de lo exterior
la luz de tu linterna, 
en mi lienzo multicolor?

¿No es un juego sintáctico del azar,
que ocupa la mente y la deja divagar, 
que buscando patrones y terminaciones, 
tropezando con pasiones y desilusiones?

¿O mas bien un viaje interior, 
que busca lo oculto dentro de sí mismo, 
mirando fijamente al abismo, 
convirtiéndote en tu propio mentor?

¿Tal vez es la elocuencia exacerbada, 
del arte de la simplificación y su empaquetamiento 
de la decoración metaforizada, 
y de la letración en movimiento?

¡Quién sabrá lo que es la poesía,
sus filosofías, canciones y pinturas, 
su lógica, semántica y retórica!

Si al final del día la poesía no existe sin poeta, 
y el poeta no es aquel que escribe poesía, 
sino aquel que la interpreta.

sábado, 27 de febrero de 2021

Silencio

Silencio, 
esa paz y quietud interna, 
esa oleada de presente, 
presente, 
tan solo en tu mirada, 
como buscando un nexo, 
un camarada, 
en la ausencia del todo, 
el remanente es el presente, 
sin la bulla del mundo, 
sin el conflicto inerte, 
¡qué silencioso es no tenerte!
y entre tanto presente, 
un silencio se dibuja, 
allá en el horizonte, 
detrás de aquellos montes, 
allá está el presente, 
allá, 
donde estoy ausente, 
donde mi silencio se acurruca, 
y sale a pasear mi mente, 
si lo único que tengo es presente, 
te invito a habitar mi silencio, 
donde el único peligro latente, 
es olvidarnos del olvido,
y ensordecernos de presente.