domingo, 6 de octubre de 2013

Sin Título I

I
Despertó. No sabía por qué estaba allí. Le tomó unos minutos incorporarse de nuevo y ubicarse en el tiempo. Era martes, 7:53 de la mañana. Estaba allí, en su habitación, mirando hacia el techo en estado catatónico.  Inhaló. Volteó a ver a ambos lados. Estaba solo. Regresó la vista al reloj. 7:55 am. El tiempo pasaba más rápido de lo usual. Inhaló. La habitación parecía familiar, pero aún no terminaba de cuajar. A lo lejos se oían los transeúntes y los carros pasar. 7:59. Poco a poco parecía entrar en conciencia. Si, era martes. Si era de mañana. En efecto parecía su habitación. 8:00am y sonó la alarma. 

II
El delicado frío de otoño comenzaba a decorar a las personas de bufandas, abrigos y guantes. Era una excelente época para tomar chocolate caliente y una galletitas en el porche de cualquier casa. Las caminatas eran placenteras, y algunas hojas de los árboles comenzaban ya a desteñirse. Otras empezaban ya a ceder y se dejaban caer al suelo. La gente parecía caminar un poco más a prisa, aunque aún se detenían en las aceras a conversar mientras tomaban un café. El cielo cobraba un tono azul grisáceo y el viento quemaba un poco las mejillas. 

III
-'Tan complicados los simples mortales'- pensó al ver tanta gente caminando en las calles ese día. -Cada vida, una historia, cada persona, una memoria, y un baúl de anhelos.- Esa mañana había sido normal, había estado envuelto en las tareas cotidianas y se encontraba caminando al mismo pequeño restaurante donde almorzaba todos los jueves. Era una caminata de unos 30 minutos. Podía hacer la digestión mientras caminaba de regreso, usualmente tomando un café y pensando en sus proyectos inconclusos. -'y tan fácil saber que se traen entre manos'- pensó al oír hablar a una pareja que venía detrás de él. 

IV
En aquella ciudad se podía encontrar todo tipo de personas. Desde los ejecutivos emprendedores, hasta los músicos jipis de esquina. Todos llegaban con el deseo de sobresalir, de saltar al ruedo y llegar a la fama. Habían unos que llevaban años intentándolo, otros, recién habían llegado. En cada esquina era posible encontrar a alguien dispuesto a contar su historia. De como había dejado su pueblo y como había llegado con ansias de progreso. Los había en todas las gamas y estilos, en todas las áreas y con todos los motivos. Pero todos tenían el mismo sueño, el mismo brillo.  Todos habían llegado en busca de su destino. 

V
Ya eran 6 meses desde que llegó dicha ciudad. Poco a poco su habitación ya no parecía tan foránea como antes. Las noches ya no eran pequeños intervalos, sino que se habían convertido en continuas sesiones. Vivía en un tercer nivel de un pequeño edificio. Tenía un balcón que daba a la avenida principal. En las tardes era un buen lugar para sentarse a tomar té y escuchar música. De vez en cuando veía a otros de los vecinos de enfrente salir al balcón y hacer lo mismo que él, aunque la mayoría prefería ir a alguno de los cafés locales y tomar algo en el patio. 

jueves, 3 de octubre de 2013

Monotonia

Fugaz,
enfrente de una pantalla,
detrás de un volante,
bajo el sol incesante,

pegado a una máquina,
atado a un lugar, 
camina que camina,
sin nunca llegar,

todo pasa tan rápido,
todo se desvanece,
viendo pasar el tráfico,
todo es tan fugaz.