jueves, 24 de septiembre de 2020

Sextina ZN

Desde la cuna de la vida forma, 
la intensidad de aquel sublime juego, 
de transformar el caminar de vuelta, 
arrebatándole veloz el yugo,
a la cadencia sin lugar ni rima,  
para crear desde el crayón al arte.

En un principio aquel somero yugo,
muy cabizbajo se olvidó la forma,
delimitando la noción del arte,
de las palabras con su frágil rima,
imaginando letras dando vuelta,
y los sonidos ya jugando un juego.

Si la pasión se trasformó de rima,
¿qué fe fortuita le depara al yugo,
que quita el sueño y lo convierte en juego,
de cavilar fonemas de ida y de vuelta,
de imaginar lo que define el arte,
de pelear a muerte cada forma?

Reflexionar apunta a ver de vuelta,
la conjunción de la noción de rima,
con el deseo aquel que busca forma,
hallando así no crear un nuevo arte,
sino el concilio extraño que une al juego,
con la sublime inspiración del yugo.

Expande así la concepción del arte,
al ordenar y estructurar de vuelta,
la relación que debilita el yugo,
contraponiendo aquel sencillo juego,
de valorar la subyacente forma,
que complementa a la sonora rima.

De personaje ahora cambia el juego,
engrandeciendo la misión del arte,
al conjugar la tan visible rima,
con la fuerza de la cohibida forma,
que se aprovecha del vicioso yugo,
de asir la idea para darle vuelta.

Al ver la forma descubrir el juego,
libera el arte del preciado yugo,
que empieza en rima y no termina en vuelta.

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